El episodio 5º de la serie Show Me a Hero, posee uno de los momentos más mágicos de la historia de la televisión. Sí, probablemente exagero, pero la verdad es que me ha conmovido mucho.
No es un gran plano, no hay una excelente interpretación, no hay una luz maravillosa... Simplemente hay una taza, una jodida taza rota, una pequeña y corriente historia en torno a una taza rota. Atención Spoilers. Para los que no la hayan visto o no tengan ganas de verla, os intentaré hacer un breve resumen de la serie y de esa secuencia. La acción de "Show me a Hero" se sitúa en Yonkers una pequeña ciudad cercana a Nueva York, donde el ayuntamiento tiene pendiente la construcción de un conjunto de viviendas sociales en uno de los barrios ricos y de mayoría blanca. La serie muestra las distintas posiciones de políticos y ciudadanos ante la construcción de esas viviendas. Pues bien, en el capítulo 5º, un grupo de mujeres blancas contrarias a la construcción de esas viviendas en su barrio, son elegidas por un comité del ayuntamiento para seleccionar o comprobar que las personas que van a recibir las viviendas están capacitadas para vivir en ellas. Dicho comité pretende hacer cambiar de opinión a aquellas personas del barrio más contrarias a la presencia de esas viviendas. Unas mujeres blancas de edad avanzada van visitando las casas de los candidatos en los suburbios y comprueban la difícil situación a la que se enfrentan diariamente sus habitantes. En una de las visitas, les recibe una gran señora negra que sirve a las mujeres un café en su mejor vajilla. La anfitriona se percata de que la taza que ha puesto a su importante invitada está rota, y con un gesto de normalidad y de sencillez se la cambia por la suya. La invitada se ha dado cuenta del gesto y comprende que es lo mismo que haría ella, dándose cuenta de que sus vidas son más parecidas de lo que piensa. La taza, esa jodida taza, ese pequeño atrezo, pone sentido a una secuencia cargada de poesía y de sentido. Con frecuencia pasamos por alto la importancia de ese atrezo, es necesario descubrir lo fácil que es conmover al espectador con algo tan pequeño y cotidiano. Por eso, en la dirección artística es necesario concentrarse tanto en lo grande como en lo pequeño, de nada sirve gastar cantidades exageradas de dinero en grandes decorados, si luego somos incapaces de acertar con atrezo que va a ser fotografiado en primer plano.
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AuthorJorge de Soto Archives
September 2015
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